EMOCIONES DESTRUCTIVAS

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Imaginemos que tenemos una entrevista de trabajo; llevamos varios días nerviosos pensando en el día de la entrevista. La víspera, apenas dormimos pensando en que cualquier error que cometamos será suficiente para que nos rechacen, ya que hay muchos candidatos y sólo un puesto disponible. Llegamos a la empresa donde se va a hacer la entrevista y vemos a otros candidatos que están esperando, y pensamos que parecen más preparados que nosotros y con mejor apariencia física que la nuestra. Iniciamos la entrevista y por nuestra mente pasan numerosos pensamientos: estoy diciendo tonterías, me están sudando las manos, seguro que están notando que estoy nervioso, lo más probable es que ya tengan un candidato seleccionado… Con esta actitud ¿Nuestro rendimiento en la entrevista será el apropiado?, ¿nos favorecen de alguna manera esa serie de pensamientos negativos? Desde luego que será difícil conseguir el puesto de trabajo, pero nuestro ánimo no ayuda para nada en ello; toda nuestra energía mental está siendo invertida en pensamientos negativos.

Cuando realizamos un examen, en la mayoría de las ocasiones, sufrimos también un incremento de la ansiedad. Prácticamente del 15 al 25% de los estudiantes presentan altos niveles de ansiedad ante los exámenes. La activación que se produce cuando nos enfrentamos a una situación de evaluación, como es el caso de una entrevista de trabajo o un examen, es en cierta manera positiva y necesaria. Un nivel de ansiedad mínimo es necesario, en el sentido de que nos motiva para la acción. El problema aparece cuando la ansiedad sube a niveles tales que es excesiva en frecuencia e intensidad, impidiéndonos desenvolvernos de manera adecuada. Si las emociones y pensamientos negativos (preocupación, intranquilidad, desasosiego…) que nos invaden acerca de nuestra ejecución (un examen, una entrevista de trabajo, una exposición en público…) nuestro rendimiento se verá proporcionalmente afectado a la magnitud de esos sentimientos. Así ocurre cuando un alumno manifiesta estar muy nervioso y, aunque se haya estudiado el examen, su ejecución es muy pobre debido a que los recursos mentales invertidos en la tarea cognitiva de preocupación, intranquilidad… reducen los recursos disponibles para procesar otro tipo de información. La ansiedad es una reacción emocional normal en todos los seres humanos ante situaciones en que prevén que puede haber un resultado negativo. Ante esta situación nos ponemos nerviosos, nos ponemos en alerta y podemos reaccionar de varias maneras. A nivel cognitivo, las manifestaciones son: preocupación, inseguridad y dificultad para decidir. Las respuestas fisiológicas que aparecen son: sudar y tensión muscular, lo que lleva a problemas de sueño. A nivel conductual, se experimenta inquietud, temblor de voz y se huye o evita la situación, apareciendo los bloqueos. La preocupación es una emoción destructiva, en el sentido de que afecta al rendimiento en todas las situaciones con demandas de tipo cognitivo (exámenes, aprendizaje, desempeño…) y dificulta el proceso de toma de decisiones.

La funcionalidad de las emociones de preocupación o ansiedad la podemos encontrar en la anticipación y preparación para aquello que va a venir, pero es necesario que esa ansiedad y preocupación sean equilibradas para que se den en las dosis adecuadas, favoreciendo el aprendizaje y el rendimiento sin entorpecerlo.