Las emociones básicas, son aquellas que son innatas y se dan en todas las culturas, es decir nacemos con ellas.
Éstas tienen un carácter social, pues contribuyen a la supervivencia y posee una función adaptativa
Las emociones básicas son las siguientes:
El miedo: es una emoción que nos predispone a la huida o a la lucha, obstaculiza las facultades intelectuales y la capacidad de aprender.
La sorpresa: predispone a la observación concentrada. Se manifiesta por el arqueo de las tejas, lo que provoca un aumento de la luz que llega a la retina, facilitando la percepción de lo que estaba ocurriendo, para elaborar un plan de acción o una respuesta que sea apropiada.
El asco: predispone a alejarnos del objeto que nos produce asco.
La ira: predispone a la defensa, a la lucha o a la destrucción. Produce rabia, enojo, resentimiento, furia, aumenta el ritmo cardiaco y reacciones más específicas de preparación para la lucha.
La alegría: predispone a afrontar las tareas, al aumentar la energía de la que disponemos y al inhibir emociones negativas. Facilita el aprendizaje y provoca sensación de bienestar y seguridad.
La tristeza: predispone al duelo y al ensimismamiento. Se produce una disminución de la energía y la ralentización del metabolismo corporal. Sentimos pena, soledad, pesimismo, desgana…
Las demás emociones, se adquieren a través del aprendizaje, a través de la observación o imitación.
Por ejemplo, los bebés nacen con estas seis emociones básicas, las demás por ejemplo cuando un adulto expresa una emoción los bebés imitan está emoción.
Leticia García Martín
Psicóloga