Todos alguna vez hemos tenido un desengaño amoroso, nos ha traicionado un amigo… Todos los momentos felices que hemos compartido con esa persona, es como si se esfumaran y recordamos mejor el día que nos falló o que nos traicionó.
¿Pero por qué recordamos mejor esa circunstancia negativa que todos los momentos buenos que hemos compartido con esa persona?
La respuesta es muy sencilla, el cerebro está programado para recordar mejor las cosas negativas que las cosas positivas. Es un mecanismo de defensa, cuando nos encontramos con esa persona el cerebro nos dice: «ojo no te fíes, esa persona te hizo daño».
De esta manera el cerebro nos está avisando que no nos fiemos de esa persona que un día nos traicionó y nos puede volver a pasar lo mismo.
Aunque nosotros hemos evolucionado y nos adaptamos a los cambios constantes que se producen en la sociedad, las emociones no han evolucionado han sido heredadas de nuestros antepasados cuando vivían en cavernas y había peligros, entonces el cerebro los avisaba, es decir, es un mecanismo de supervivencia.
Por ejemplo hemos podido tener un día espléndido en el trabajo, hemos salido a tomar algo y lo hemos pasado super bien pero al llegar a casa nos pasa algo malo.
Se nos olvida todo lo maravilloso del día y a partir de ese momento aparece el pensamiento negativo que ocupa todo el resto del día y parte de la noche.
¿Porqué en vez de pensar en un acontecimiento negativo que nos ha pasado, como por ejemplo: que se nos ha roto la lavadora, que he discutido con mi hijo…, no pensamos en todo lo positivo que nos ha pasado a lo largo del día?
¿Es que una cosa negativa que nos ha pasado a lo largo de todo el día va a arruinar todas las cosas positivas que nos ha pasado durante el día?
Pues parece que a la mayoría de la gente le pasa eso, pensamos más y damos más importancia a un hecho negativo aunque sea insignificante, que a todas las cosas positivas que nos han pasado a lo largo del día.
Os pondré un ejemplo:
A todos en algún momento de nuestra vida nos ha sentado mal una comida, hemos tenido colitis, vómitos y en el peor de los casos hasta fiebre. En nuestro cerebro se produce una asociación entre esa comida y lo mal que lo hemos pasado, y durante un tiempo, incluso para el resto de nuestra vida no volvemos a tomar esa comida aunque sea nuestra preferida.
Cuando vemos esa comida en el plato, nos produce asco y la rechazamos. Es como dije al principio nuestro cerebro nos dice «Ojo te pusiste enfermo, lo pasaste mal».
Nos está protegiendo para que no volvamos a probar esa comida y lo volvamos a pasar mal, es decir, nos recuerda un día que lo pasamos mal, pero no recordamos todas las veces que hemos disfrutado de esa comida.
Las emociones negativas tienen mucha más fuerza que las emociones positivas.
Es lo que pasa a las personas que están en tratamiento con quimioterapia.
Aunque esto último sería algo más complejo, pero la base es la misma.
Si te ha gustado este post da me gusta y compártelo.
Leticia García Martín
Psicóloga