Son muchos los factores que influyen en la atracción. A continuación, expondremos aquellos que han recibido más atención en la psicología social.
PRÓXIMIDAD
Un refrán ilustra la importancia que la proximidad tiene en la atracción: ojos que no ven, corazón que no siente. Resulta obvio que no podemos sentirnos atraídos, de la misma manera que no podemos odiar, a quien no conocemos.
Hay dos tipos de factores que influyen en que las personas coincidamos unas con otras: factores sociales o institucionales como, por ejemplo, estudiantes del mismo curso, y características personales del individuo, por ejemplo, dos personas amantes de la música de J. S. Bach es más probable que se encuentren en el conservatorio, o en conciertos o en determinados clubes musicales.
¿A través de qué mecanismos psicológicos influyen la proximidad sobre la atracción? Son varias las explicaciones que se han sugerido:
– Las personas más cercanas físicamente son también, generalmente, las más accesibles. Pedir un favor, intercambiar información o vivir experiencias comunes.
– En nuestra sociedad, como en muchas otras, se nos ha enseñado que puede ser inadecuado, o incluso peligroso, tratar con extraños.
– La proximidad puede incrementar la familiaridad y esta puede, a su vez, aumentar la atracción: Este efecto fue denominado por Zajonc «El efecto de la mera exposición». Cuanto más se conoce a cierta persona, con mayor capacidad nos consideramos de poder predecir su conducta y existe una mayor probabilidad de que conozcamos los parecidos que tienen con nosotros mismos.
– La semejanza es, precisamente, otro factor que puede explicar la mayor atracción hacia quienes tenemos más cerca.
Sin embargo, no siempre la proximidad influye positivamente en la atracción.
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS
Las características físicas de las personas que percibimos son especialmente importantes en los primeros encuentros o cuando el contacto es superficial. De hecho, estas características pueden influir decisivamente en que existan o no posteriores contactos. Cuando nos encontramos con desconocidos, El primer proceso que ocurre consiste en decidir si dicha persona tiene o no algún interés para nosotros. Si no lo tiene, tal persona es ignorada. Es lo que se conoce como ignorancia cognitiva: a la persona en cuestión no se le presta más atención y es olvidada.
¿Que hace atractiva una persona?
Algunas investigaciones han mostrado que un rostro femenino atractivo es aquel de aspecto infantil, ojos grandes y separados, nariz pequeña, sonrisa amplia y barbilla pequeña, o con características de madurez pómulos prominentes, cejas altas y pupilas grandes.
Otras características físicas también parecen influir en el atractivo, como es el caso de la estatura, positivamente en los juicios de varones y negativamente en las mujeres.
¿Por qué no resulta atractivo físico agradable?
Una explicación de porque nos gustan las personas atractivas, la constituye el hecho de que cuando nos asociamos con una persona de estas características, nuestra imagen pública sale favorecida.
Otra explicación, puede ser que las personas atractivas se comportan de una manera incremente su evaluación y las haga realmente más atractivas.
OTRAS CARACTERÍSTICAS PERSONALES SOCIALMENTE VALORADAS
Algunos estudios han mostrado que los rasgos más valorados en las personas se agrupan en dos conjuntos: afecto y competencia. El primer grupo engloba los siguientes rasgos (afectuoso, amigable, feliz y considerado), e importantes señales no verbales (sonreír, mirar con atención, expresar emociones) y disposiciones actitudinales (cómo mostrar agrado por las personas y las cosas). El segundo conjunto comprende habilidades sociales, inteligencia y competencia, (por ejemplo, tener una conversación interesante, saber de lo que se habla y cualidades semejantes).
RECIPROCIDAD
Diversos estudios han encontrado que cuando una mujer respondía de manera positiva a un hombre, por ejemplo, manteniéndole la mirada, hablándole y acercándose, este tendía a sentirse atraído hacia ella, incluso cuando sabía que sus actitudes eran diferentes. Éste fenómeno no es exclusivo de las relaciones románticas, sino que también aparece en la amistad o en la relaciones profesionales. Es una demostración de la profecía que se cumple así misma, quienes creían que caían bien se comportaban de tal manera que acaban cayendo realmente bien al extraño.
Éstos resultados pueden explicarse por los mecanismos del refuerzo: quien tiene una mala imagen de nosotros no es precisamente recompénsante. Pero también pueden ser explicados por las teorías de la consistencia cognitiva: Que yo le caiga bien alguien y que ese alguien me caiga mal a mí, es una situación desequilibrada.
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Leticia García Martín